Desde que era muy pequeña siempre estudié mucho porque yo quería hacer algo grande. Yo quería cambiar el mundo. Mientras mis compañeros soñaba con, bueno con lo que sea que soñaran, yo soñaba con hacer un mundo perfecto. Sé que suena utópico, pero era lo que yo quería. De hecho creo que supe el significado de utópico mucho antes que el resto, sólo por la cantidad de veces que los adultos me decían lo utópicas que les parecían mis ideas.
Pues bien, ahora con 18 años me he dado cuenta de que no he cambiado el mundo. Solía pensar que esto se debe a que aún soy pequeña y no puedo hacer mucho. Pero el otro día pensé que tal vez las cosas no cambian precisamente por este pensamiento. Porque siempre encontramos la manera de consolar nuestra conciencia por no haber cambiado las cosas. El otro día llegué a la conclusión de que probablemente sí puedo cambiar el mundo desde ya. Porque puedo por ejemplo ayudar a los pobres, dedicar una sonrisa a los enfermos, regalar flores a los tristes. Hay tanto que puedo hacer y que no hago que casi me avergüenzo. Con el dinero que gasto al mes en tonterías totalmente innecesarias otros harían maravillas. Así que creo que es hora de ir cambiando mis hábitos. Porque creo que ya no es demasiado pronto para cambiar el mundo.
Mi blog.
Dentro de muchos años entraré aquí y será mi particular baúl (digital) de los recuerdos (no digitales).
domingo, 20 de febrero de 2011
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ResponderEliminarNo creo en el karma, pero sí creo que los pequeños detalles marcan la diferencia. Y cuando inventes algo y mejores el mundo avisa! :)
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