Sólo tengo ahora. Ahora y aquí. Tal vez tú tengas mañana y allí. Yo no. Yo agoté el pasado. Lo viví y lo exprimí al máximo. Y ahora sólo tengo certero el presente. Un presente que veo escapar de mis manos. Un presente que no quiere quedarse. Que parece sólo ansiar crecer. Hacerse pasado. ¿Ves? Ya tengo un presente diferente. El que empecé escribiendo ya se ha ido. Ahora ya no me queda.
¿No te das cuenta? El pasado es irrecuperable. El futuro es incierto. El mañana está abierto a que pase cualquier cosa. Lo único que podemos controlar es el presente. El presente es modelable. Y está en nuestras manos. Muchos no lo saben. Piensan que no son dueños de su tiempo. Y lo desperdician. El tiempo SÍ es un bien escaso. No tendrás dos veces el mismo tiempo. El tiempo no se crea, pero sí se destruye. Porque, ¿qué es el tiempo? ¿Acaso tú lo sabes? El tiempo no es. El tiempo es lo que condiciona cada momento de nuestras vidas. Es la capacidad de crear rutinas, de medir su propio paso. El tiempo sólo se creó para tener algo con que medirlo. El tiempo se creó a sí mismo.
¿Seríamos capaces de vivir sin tiempo? Yo creo que no. Ya no podríamos. Nos hemos acostumbrado a medirlo. El tiempo es nuestro día a día. Nos despertamos a una hora y tenemos una u otra rutina según sea lunes o domingo, invierno o verano. ¡Qué tontería! ¿no? Porque sea lunes hay que ir a trabajar, pero el domingo no. El domingo tenemos que descansar. No tiene sentido alguno. Como tantas otras cosas.
No tiene sentido. Pero nos lo enseñan desde pequeños. Y nos lo creemos. Y asumimos que no hay vida posible sin la medición del tiempo. De hecho en toda la historia de la humanidad los hombres siempre han presentado una querencia por medir cada día con mayor exactitud el tiempo. No digo que sea inútil. Si existiendo "el tiempo" ya nos cuesta a veces ponernos de acuerdo o encontrarnos, imagina si no existiera. Y facilita las cosas en muchos otros sentidos. Casi todos acabamos teniendo la misma rutina. Trabajar de lunes a viernes. Si no tienes suerte, trabajarás también los fines de semana. Si tienes mucha suerte trabajarás menos de cinco días a la semana. En verano te coges vacaciones. Supongo que es porque hace buen tiempo. Y entonces pagas más por los mismos servicios, porque todo el mundo tiene los mismos días de vacaciones que tú. Si tienes suerte te irás de vacaciones a contracorriente. En septiembre. O en junio. O incluso en Navidades. Porque, al fin y al cabo es tu tiempo. Y tú decides cómo y con quién usarlo.
Además, la existencia del tiempo nos ordena. Las tiendas pueden cerrar los domingos, porque ese día se descansa. De noche abren los bares, y cierran las oficinas. Porque la noche es para descansar. Y tu tiempo de descanso lo debes pasar haciendo todo menos trabajar. O estudiar, que para el caso es lo mismo. Si estás de vacaciones puedes leer, pero no pienses demasiado. Para pensar está el trabajo. Porque pensar requiere un esfuerzo. Seamos sinceros, ¿quién puede querer pensar pudiendo simplemente tumbarse a la bartola? No, no. En verano se toma el sol y se sale. Se ven sitios nuevos y se sacan fotos. Igual que los fines de semana. El horario para utilizar la mente está restringido. De lunes a viernes. De nueve a dos. O de nueve a nueve si tienes (mala) suerte. Con una pausa para comer.
Gracias al tiempo podemos saber qué hora es en otra parte del mundo. Podemos organizar reuniones. Podemos compartir momentos. Gracias al tiempo tenemos la vida que tenemos. Probablemente yo existo gracias a que creamos (o descubrimos) algo llamado tiempo. Y, sin embargo, sigo sin saber qué es el tiempo. Sólo sé que tengo. Gracias a Dios, tengo la suerte de tener tiempo. No sé muy bien cuánto. No sé muy bien qué haré con él. Sólo sé que es una de las pocas cosas que son mías. Y que nadie me puede quitar.
Así que haz lo que quieras. Yo voy a seguir exprimiéndolo. Porque no quiero llegar a mañana pensando que perdí el presente soñando el futuro. Porque yo sólo tengo ahora. Aquí y ahora.
Mi blog.
Dentro de muchos años entraré aquí y será mi particular baúl (digital) de los recuerdos (no digitales).
miércoles, 27 de abril de 2011
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ResponderEliminarpor qué el tiempo nos hace pensar?
Siempre me ha llamado mucho la atención el concepto tiempo. Porque nosotros lo hemos inventado, pero no lo controlamos. Encontramos las maneras más exactas de medirlo, y siempre acabamos encontrando que nos falta tiempo. Creo que el hecho de poder medir linealmente nuestra vida es lo que nos hace pensar tanto en "pasado", "presente" y "futuro".
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