Debía ser la entrada perfecta. Ni muy larga ni muy corta. Una extensión agradable a la vista, que no dejara con ganas de más pero que tampoco abrumase. Un tema que no levantase tensiones, pero que a la vez dejara las cosas claras. Dirigido a todos y a nadie. El perfecto punto medio de todo. Y al final ha acabado siendo sólo esto, un pequeño texto diciéndome lo que debería haber escrito y no se me ocurrió. Te dejo un poema de recuerdo, pero sentíos libres de usarlo, que por lo menos mi entrada esté dirigida a todos. ¡Ah! Antes de que se me olvide, a mi adicción a los regalices y las uñas pintadas ahora hay que añadir la adicción a los emoticonos, pero de esta última prometo tratar de desengancharme tan pronto mi infantilidad lo permita.
Ahí lo dejo, espero que os guste:
Me aspiras.
Me inspiras.
Me expiras.
Muero.
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