De cuando todo cobra sentido. Y eras tú lo que impedía a la cajera ejercer su labor. O, tal vez las cosas tarden en cobrar sentido, porque a la cajera la llamó la Jessi para decirle que el novio de la Vane le ha puesto los cuernos con la Jenny. Y claro, la pobre no podía cobrarte el sentido con tanto en la cabeza. Tú te enfadabas, te tirabas de los pelos. ¡Paciencia, hombre! ¡Paciencia! ¿No ves que al final te cobrarán, antes o después? Es cuestión de tiempo. Puedes desesperarte y esperar consumiendo poco a poco tu paciencia o seguir con tus cosas tranquilamente hasta que a la cajera se le cure su mal de amores y te atienda. Porque en la cola del sentido, no te regalan un perrito caliente si tienes más de tres personas delante ni tampoco abren una cola nueva si ven que en la que tú estás hay demasiada gente. La cola del sentido lleva su ritmo. Un ritmo propio del funcionariado en algunos casos, pero siempre constante. Ya sabes, sin prisa pero sin pausa.
Lo malo es cuando tienes que recobrar un sentido. Porque claro, ya estás ligeramente agotado de esperar la cola para cobrar una vez, como para tener que volver a cobrar. Sobre todo si te toca ir a pagar en rebajas. Cuando las ideas quedan a precio de saldo. Y los sentidos varían a su voluntad.
O cuando la cajera está ausente, y la caja está cerrada. Y crees que el mundo se va a desmoronar sobre ti, porque nadie te cobra sentido. Y no hay nada que puedas hacer por evitarlo.
También hay momentos buenos, no te vayas a creer. Puede que, tratando de pagar por un sentido del pasado, encuentres una persona que venga a devolver el sentido. Y puedas irte sin comprar, porque gracias a ese encuentro casual, no tienes ningún sentido que cobrar. O puede que reencuentres viejos amigos, recuerdes y te des cuenta de que todo tenía sentido. Y te puedas ir dejando el sinsentido en caja.
Sí, en las colas del sentido pueden pasar muchas cosas. Pero ten en cuenta que salir sin pagar es robar, y si no lo haces, antes o después te cobrarán el sentido y podrás seguir viviendo en paz.
Mi blog.
Dentro de muchos años entraré aquí y será mi particular baúl (digital) de los recuerdos (no digitales).
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