Me imagino los libros de texto de dentro de mil o dos mil años. Bueno, o los e-books de texto. O la parte de la realidad aumentada que usemos para estudiar. (Si es que todavía no han inventado pastillas de conocimiento o la manera de heredar el intelecto de tus padres y seguimos desperdiciando unos 20 años de vida en aprender algo de manera más o menos decente). Y me imagino a los jóvenes estudiando que en nuestro siglo nos preocupábamos por el 'qué dirán' y el 'qué pensarán'. Y me imagino sus risitas flojas y su asombro.
Idéntico al nuestro cuando nos dicen que en la Edad Media se preocupaban por el honor. Imagino que no concebirán cómo se puede vivir pensando todo el rato en qué estará pensando el de enfrente o de lo que llevo o de lo que hago. Igual que nosotros (al menos yo) no podíamos concebir cómo podían vivir, matar o morir por 'honor'; no hacer lo que gustaran para no mancillar el honor familiar, no casarse con quien quisieran para no salpicar la honra de su estirpe con una boda por amor y no concertadas desde los 8 años. Claro, nos creemos muy modernos, muy permisivos, muy transigentes con todo, tolerantes con otras ideas, respetuosos con cualquier creencia. Y a la hora de la verdad, en cuanto aparece alguien diferente, casi todos tendrán algo que decir. Porque el qué dirán lo creamos nosotros, 'quédiciendo' de otros que aparecen. '¿Te has fijado en el gorro que se ha puesto?' '¡Mira lo que se ha hecho en el pelo!' '¡¿Quién se cree llevando esa ropa?!' '¡Qué mal le quedan esos pantalones!' 'Mira, mira. Se ha maquillado' Ji ji, jo jo.
Me imagino sus codazos entre amigos. '¡Qué tontos eran los del 2000 d. C.!' Y me los imagino luego acicalándose, o desacicalándose (según lo que esté de moda). Todo por mantener una imagen, una reputación ante el resto. Todo por encajar en un puzzle en el que todos deberíamos estar felices de no ser una pieza más. Por ser un engranaje más de la sociedad, uno igual que los 200 que lo rodean. Uno más del montón, criticando a todo aquel que ose salir de la pila. ¡Ay! ¡Pero qué ingenuos! La imitación corre por nuestras venas. Y por las de algunos también el espíritu destructivo. Menos mal que nunca me importó qué pensarán de mí o qué dirán a mis espaldas...
Mi blog.
Dentro de muchos años entraré aquí y será mi particular baúl (digital) de los recuerdos (no digitales).
lunes, 7 de noviembre de 2011
Ojos que no ven, orejas que sí escuchan... corazón que siente.
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ResponderEliminarHombre, nacer 'sabiendo' unos mínimos tampoco estaría mal, o poder aprender tragando el conocimiento. Pero el objetivo de la entrada era sobre todo criticar los prejuicios y a los que prejuzgan. Porque al final no somos tan distintos de los del medievo... :)
ResponderEliminarCreo que el nacer sólo con las neuronas y casi sin conexiones es condición de inteligencia, porque permite que el cerebro se moldee con la experiencia, las condiciones externas, que varían a un ritmo mucho mayor del que sería posible para cambios genéticos. Nacer con cosas aprendidas - conexiones realizadas - haría más torpe a los humanos: serían mucho menos adaptables a las condiciones externas.
EliminarUn saludo:
José ( ccbaxter )
Pues no me lo había planteado así pero, tal vez, tengas razón.
Eliminar¡Un saludo!
¡Cómo se nota que no has nacido en el medievo...! Por cierto, ¿Las mujeres podían estudiar ingeniería en el medievo? ¿Podían siquiera estudiar? ¿Tenían cerebro "reconocido"? ¿Crees que si no pasaramos todo el dia comparando seríamos capaces de mejorar?
ResponderEliminarConste que, aunque no lo parezca, en la idea de fondo estoy de acuerdo contigo, pero me encanta llevar la contraria
Lo sé, lo sé. Llevar la contraria es delicioso. Debatir (con personas civilizadas) es genial. En el medievo yo probablemente me hubiera rapado y hubiera actuado como si fuera un hombre, no creo que soportara vivir entre sedas encerrada en una torre sin actuar (en caso de nacer en una familia de alta cuna) o tener que pasar la vida siendo pobre y menospreciada (en caso de nacer de una familia no-noble).
ResponderEliminarSupongo que en parte tienes razón, comparar tiene un punto bueno, para hacernos mejorar, sólo que me resulta divertido que critiquemos tanto 'la honra' medieval y luego nos pasemos la vida no haciendo tal o cual cosa por el quédirán.