Mi blog.

Dentro de muchos años entraré aquí y será mi particular baúl (digital) de los recuerdos (no digitales).

lunes, 25 de agosto de 2014

Cocinando macarrones.

[ -¿Cuánto queso es mucho queso?
-Nada. No existe una cantidad física imaginable de queso que llegue a ser mucho queso. Todo queso es poco queso. ]

Y con tantas otras cosas igual. (Chocolate, amor. Con el chocolate, amor, pasa lo mismo). 

Me olvidaste, ¿recuerdas?

Recuerdo cuando venía aquí a contar mis penas y las cosas que me estresaban. Recuerdo cuando dejé de hacerlo porque encontré un hombro físico en el que llorar; y recuerdo cuando volví a hacerlo porque las cosas ya no eran lo mismo. 

Recuerdo que aprendí a contar cómo me sentía y recuerdo que me enseñé a analizar mis sentimientos. 

Recuerdo que hubo una época en la que una mirada lo decía todo, nos sobraban las palabras aún cuando nos quedábamos sin ellas. 

Recuerdo, recuerdo, recuerdo. Recuerdo que recuerdo. Y recuerdo; ¡qué recuerdos! Te recuerdo, me recuerdo y nos recuerdo. Recuerdo que olvidaba muchas cosas y que me recordabas a veces a mis olvidos. 

Me recuerdo olvidadiza y feliz. 

Opino. 

Opino que el tiempo platoniza mis recuerdos. Que los recuerdos no son tan nítidos como quiero creer. Que he borrado las sombras y ni siquiera este filtro de brillo y luminosidad me aclara todas las dudas. 

Opino que me queda muy poco tiempo para acabar la carrera y en todos estos años no he aprendido. Una mierdas. He aprendido que los procesos quasiestáticos son irrealizables; que la energía ni se crea ni se destruye, que sólo se transforma. He aprendido que también se puede sobreoscilar en torno al cero. Y que las condiciones de contorno importan. Mucho. 

Y concluyo. 

Concluyo que fuimos demasiado lento, que fuimos quasiestáticos y que eso nos hizo irrealizables. Concluyo que toda la energía que fue no ha dejado de ser pero, desde luego, ya no somos nosotros. Yo seré y tú serás; cada uno con su energía puesta en otras cosas, en otros lugares, en otras personas. 

Concluyo que sobreoscilar a veces es bueno, que todos ansiamos encontrar el equilibrio, pero que para delta igual a uno nunca dejaríamos de sobreoscilar; y eso nunca debimos permitirlo. 

Concluyo que no nos integramos bien y supongo que la culpa fue de las condiciones de contorno, porque como incógnita, éramos integrables. 



[Qué traicioneros son los tiempos verbales a veces. Se escapan presentes que son pasados que quisieron ser futuros.
¡Malditos sean los tiempos verbales! Hoy se me ha escapado un somos. Un somos que quería ser y creía ser, pero no fue. Un quiero y no puedo de los futuros. Un pasado más. 

viernes, 22 de agosto de 2014

Galleta más grande que el corazón.

-Toma. No te doy mi corazón porque me moriría al sacarlo, pero te regalo esta galleta más grande que la palma de mi mano. Y para el caso es lo mismo.

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