No quiero.

[...No quiero. No quiero seguir adelante como si todo estuviera bien. Porque no lo está.
No quiero seguir hacia delante, porque aún no estoy lista.
Y no quiero que me digas que se va a curar. Porque no tengo fuerzas para decírtelo, pero sé que no va a salir de ésta. Y aunque me cueste la vida asumirlo, algo dentro de mí ya lo sabe....]
Tres meses después aun recuerdo ese 28 como si fuera hoy. Recuerdo cada lágrima vertida. Recuerdo los "debes ser fuerte". Por Marta. Por "tu madre". Y recuerdo mis infructuosos esfuerzos por mantenerme ahí. ¿Y quién va a ser fuerte por mí? ¿Dónde me derrumbo yo si tengo que ser fuerte para todos?
Lo sigo recordando todo. Las idas y venidas al hospital. Las flores. Los vídeos deseándote un feliz santo. La hierba que nunca viste en persona. Las noches en esa casa vacía esperando una llamada que nadie quería contestar, que todos temíamos pero que todos sabíamos que tendría lugar. Recuerdo las comidas en las que ya no te sentabas a la mesa. Le recuerdo hablando de ti en pasado. El día que yo me iba. Y recuerdo haber sido incapaz de cambiar los "era" por "es" o los "estaba" por "está". Sólo recuerdo mi silencio, retrato fiable del dolor que sentía. No fui capaz de articular palabra, porque algo dentro de mí ya había perdido las esperanzas.
Y aunque invierto cada minuto en tratar de olvidar el dolor; aunque trato constantemente de quedarme sólo con lo bueno para así poder seguir adelante, soy incapaz. Y cada vez que te recuerdo, se me saltan las lágrimas.
¿Qué clase de Navidad vamos a tener sin ti?¿Qué clase de verano? ¿Dónde van a quedar las reuniones familiares? ¿Los cumpleaños? ¿Las comidas de porque sí? Todo va a cambiar y tendré que hacerme a la idea, y a la vez mantener una sonrisa, para que nadie más se contagie de mis penas.