Mi blog.

Dentro de muchos años entraré aquí y será mi particular baúl (digital) de los recuerdos (no digitales).

domingo, 13 de noviembre de 2011

Deambular sin rumbo,

Deambular sin rumbo, como si tú no fueras el destino final de cada paso. Perderme al volver cada esquina y reencontrarme en los reflejos de los charcos. Caminar pisando sólo el asfalto y saltarme toda la pintura del suelo. Contrariar a la niña que hay en mí pisando la lava del suelo, y no las plataformas blancas de los pasos de cebra.
Buscarte sin querer. Y no encontrarte ni queriendo. Verte en cada cara, volcar mi corazón, y devolver las ilusiones cuando no eres tú, sólo un desconocido más. Mirar al cielo, al suelo, a los que me rodean. Siempre eres tú, nunca estás ahí. Imaginar nuestro encuentro. Es tan fácil en mi mente. Sentir que tu sombra me alcanza, girarme y comprobar que sólo es una farola. Hacer como que me dirijo hacia un sitio concreto. Caminar rápido, entre hordas que me ignoran. Caminar rápido sin destino, porque pretendo encontrarte, pero no lo logro. Salir de casa con la esperanza puesta. Probablemente pases por aquí, lo mismo paso yo a la misma hora y te veo. Quizás... Tal vez... Si hay suerte... Puede que... A lo mejor... Romper las esperanzas y tirarlas al contenedor azul, el de cartón. Mis esperanzas son de cartón, porque me las pongo de careta al salir de casa y se rompen con la primera lágrima, aunque sea un simple calabobos otoñal. Me camuflo entre montañas de lana, para descubrir mi cara sólo al verte. Pero no te veo, porque no estás. Deambular sin rumbo, como si tú no fueras el destino final de cada paso, y otros placeres otoñales.

3 comentarios:

  1. Es una entrada preciosa. Me encantan tus sentimentalismos empalagosos y tus pastelosidades. Porque no son especialmente empalagosos, pero son especialmente bonitos.
    A veces pienso que no deberían gustarme tanto las pastelosidades xD
    Me encanta la frase "Contrariar a la niña que hay en mí pisando la lava del suelo, y no las plataformas blancas de los pasos de cebra." Quién no lo ha hecho y porqué dejaremos de hacerlo...
    A mí me pasa eso de imaginar el encuentro, y no sé,es todo como muy fantasía, pero planearlo mentalmente es una sensación de placidez mental :)
    Es toda genial, las farolas, los charcos, todo. Me quedo también con la última frase:" Deambular sin rumbo, como si tú no fueras el destino final de cada paso, y otros placeres otoñales."
    Gracias por entradas tan geniales, me alegran el día, aunque sea de los malos. :)

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  2. Es la primera vez que veo esa "coquetería" de no mostrar todo el texto a la primera... me gusta. Solo espero que no sea un temor real a aburrir

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  3. @Kailer: Gracias. De verdad, muchas gracias. Me alegra saberlo. A veces me releo y me siento demasiado azucarada, pero en el momento de escribirlo salió así, así que lo doy por bueno :) Sí, o saltar sobre los charcos, pisar las hojas, correr hasta la esquina cuando no hay nadie en la calle. Yo confieso que sigo haciendo esas 'locuras'. Porque crecer no debe suponer dejar de disfrutar de la vida como un(a) niñ@ :)
    Imaginar las caras, las conversaciones. Es un pensamiento muy recurrente. Y saca muchas sonrisas, por lo menos a mí. Gracias a ti por leerme y por comentarios como este, alegran el día, la noche y el día siguiente :)

    @Almudena: ¡Gracias! En realidad es algo que venía queriendo hacer desde hace unas cuántas entradas (para no colapsar lo que se ve al entrar al blog, más que nada) pero no me había puesto a averiguar cómo se hace hasta hoy :)

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