Mi blog.

Dentro de muchos años entraré aquí y será mi particular baúl (digital) de los recuerdos (no digitales).

jueves, 9 de junio de 2011

Ausencias varias

Temes las ausencias y creo que eso es un problema. Mi profesor de física siempre decía que no existe el frío. El frío es sólo la ausencia de calor. Pero no existe por sí mismo, porque no es sino el contrario de otro. Y tú, temes al frío. Como si matara. Como si fuera nocivo. No hablo de un frío Siberiano, sólo una brisa fresca, cero grados tal vez. ¿Menos cinco? Puede, todo muy superable. Pero tú lo temes. Igual que temes la ausencia de luz. ¡Alma de cántaro! ¿No ves que la oscuridad no supone nada? Todo lo que había antes, sigue igual. Que tú no lo veas no quiere decir que no esté o que haya cambiado.
Nunca entendí que, cada vez que se fuera la luz gritaras. ¿Nunca has estado a oscuras? ¿No eres capaz de darles tres minutos a tus ojos para hacerse al ambiente? Tranquilo, por estar a oscuras no va a venir nadie con una katana a matarte. La oscuridad por sí misma sólo es ausencia de luz. No involucra la aparición de monstruos ni de asesinos. ¡Que ya tienes una edad! Cuando eres niño tiene hasta gracia el miedo a la oscuridad. Pero, ¡por favor! ¡eres mayor de edad! ¿Para cuándo superarás estas fobias absurdas?
Temes las ausencias. Por eso eres incapaz de ir a ningún sitio sin acompañante. La compañía es agradable, pero la ausencia de compañía no es intolerable. De hecho hay situaciones en las que se está mejor solo. Pero claro, tú siempre temes todas las ausencias.
Entiendo que temas la muerte. Supongo que más que temor se trata de desconocimiento. El famoso miedo a lo desconocido. O quizás lo que temes de la "ausencia de vida" es la irreversibilidad. O tal vez que es inevitable. Ese miedo lo entiendo.
Pero, todos tus demás temores me son extraños. No temas las ausencias. Te prometo que nadie te hará más daño por estar a oscuras. Que no tendrás peor salud por vivir en un clima más frío. Te prometo que no acabarás solo para siempre por pasar tiempo en la compañía de tu soledad. Te prometo que las ausencias no hay que temerlas.

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