Mi blog.

Dentro de muchos años entraré aquí y será mi particular baúl (digital) de los recuerdos (no digitales).

jueves, 2 de junio de 2011

Tiranía en R.

Aplastabas las superficies como si fueran de revolución. Pisoteabas cualquier punto que quisiera escaparse de su región. Impedías el rotacional funcionar a sus anchas. Sometiste a los vectores libres para usarlos  acorralando puntos múltiples contra los bordes del plano. Luchabas contra todos los vectores que no se normalizasen para aparecer frente a ti. Querías crear tu particular Corea del Norte en el plano. Todos iguales, solías decir. Y, sin embargo, eso no te impedía reírte de las proyecciones, las rectas y los planos tangentes. Te reías de todo lo que no tuviese un volumen, como tú. Pensabas que era divertido obligar vectores pequeños a multiplicarse vectorialmente, aún sabiendo que esa es una práctica reservada sólo a los más experimentados. Impedías los cambios de variables, en el fondo temías que con tanto cambio alguien pudiera esconderse de ti y atacarte por sorpresa. Parametrizaste todo lo que se te puso por delante. Incluso parametrizaste los ejes OX, OY y OZ. ¡Te alzaste contra los referentes de \R^3!. Colocaste operadores nabla en los bordes de cualquier superficie existente, espías geométricos que te avisaran en caso de revolución.
Algunas cónicas y cuádricas se rindieron a tu poder. Pero sólo las más degeneradas, ganándose así el odio eterno de todas las demás. Especialmente de las equiláteras, que siempre se consideraron superiores al resto de las curvas por ser las más armónicas.
Durante tu tiranía, las funciones sinusoidales, que nunca tendieron a ningún bando, se limitaron a seguir avanzando por el espacio. Ajenas a lo que vivía el resto de su mundo. Los más cautos corrieron a refugiarse a los frondosos campos vectoriales, pero incluso ahí lograste cortar su circulación. ¡Cómo si fuera el rotacional de un campo conservativo, anulaste completamente la circulación en todo R!
Querías crear tu particular Corea del Norte en el plano. Pero las matemáticas son libres. No gustan de opresores. Cuando las intentas forzar, violarán incluso las leyes físicas más fundamentales, todo con tal de mantener la independencia de su reino. Por eso las integrales se rebelaron contra ti. Eras todo un tirano de \R^3.

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