Mi blog.

Dentro de muchos años entraré aquí y será mi particular baúl (digital) de los recuerdos (no digitales).

jueves, 5 de enero de 2012

El Océano Atlántico no es excusa.

Creyeron amarse, fueron sólo un par de miradas.

Se recordarían durante años. Durante años de esperanzas vanas, frustración y enfados. El mar es insalvable. Las distancias son despiadadas. La distancia se convirtió en la excusa para su infelicidad. Soñaban con salvar la distancia y salvarse uno al otro. Soñaban con salvar la semilla de su amor cuando aún fuera posible. Soñar era lo único que tenían. Soñar con que se secara el Atlántico. Vivieron. El Atlántico es una buena excusa.

Miles de años después los continentes volvieron a unirse en una nueva Pangea, robándoles las excusas para no estar juntos. Sin un mar que los separara sólo les quedaba ser felices para siempre. Para siempre. Lástima que su final hubiera llegado antes que su feliz. Lástima que su orgullo les impidiese ver lo juntos que podían haber estado. El Océano Atlántico no es excusa.

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